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MUCHO AYUDA EL QUE NO ESTORBA

De cómo (o mejor dicho: de cuándo) tu academicismo no suma en nada.

Publicado: 2017-10-20

Son muchas las personas que se han ganado el derecho a estar en mi vida porque hacen nacer en mi un profundo sentimiento de respeto. Pero, como todo en la vida, las relaciones humanas son siempre un ejercicio de intercambio, de transacción de diferentes tipos; y llegó un momento en que incluso aquellas personas que me inspiraban enormes ganas de estar a su lado, dejan de ser mi compañía preferida y no son ahora si quiera una segunda o tercera opción. 

En específico hay un par de casos de personas que consideraba mucho, hasta que volvieron su conocimiento teórico en un arma para desmerecer, desvirtuar, menospreciar y otra infinidad de etcéteras; causas que considero justas, y por las cuales estoy dispuesta a luchar. Más aún si esa costumbre (llamémosla así) pasivo-agresiva de subestimar argumentos y más aún sensaciones y sentimientos de los demás, se agrava en pos de demostrar cuánto conocen de cifras, de teorías, de libros leídos y releídos.

Me pasa a menudo que alguien con una formación pobre o con una crianza llena de taras en cuanto a ideas sobre -por ejemplo- feminismo o aborto, empiecen a lanzar ideas descabelladas, proposiciones desatinadas, frases llenas de odio o carentes totalmente de empatía. Se entiende. Lo entiendo. Pero aquellas que cuentan con el conocimiento, la facilidad de abstracción, alto poder de análisis, competencias en campos de ciencias sociales... no pasan por ese proceso de desconocimiento. Entonces ¿Qué los hace actuar de esa manera?

Hace unos días publiqué en facebook algún artículo sobre un caso de violencia de género hacia la mujer. En el encabezado del artículo que compartí, lancé un enunciado que dejaba claro que pienso que la crianza machista impulsada por el la preponderancia del patriarcado, era causa importante de que se acuse de culpables a las mujeres víctimas. Allí fue donde entró a tallar uno de estos teóricos: alegando que mi punto de vista era desfasado, que diversas teorías sobre "criminología" habían demostrado que el patriarcado no era principal causante de esto. Que si bien era una causa, no era la única. Que lea más sobre los últimos estudios de crimonología y victimología (como si ese hubiera sido el tema principal).

Ante su perorata (me disculpará, pero era un comentario de 20 reglones en facebook y no se me ocurre llamarla con otro nombre) no pude hacer sino quedarme profundamente pasmada, decepcionada y sumamente asombrada, pues venía de alguien con quien luché hombro o hombro tantas veces, por sus derechos, acompañando su sentir sin interponer teorías, porcentajes estadísticos ni datos que pudieran aportar a un debate entre ideólogos y científicos sociales, y en ningún otro. Porque no era el momento, porque tienes que ser lo suficientemente inteligente también no sólo para almacenar información, sino para utilizarla en un contexto adecuado. Inteligencia Emocional le llaman, y no se aprende leyendo.

No miento al decir que en esos veinte reglones, dejó en claro que conocía el tema, que mi equivocación era estadística, que podía poner a mi disposición todo su material, que la criminología moderna lo avalaba, y así al infinito... y tan solo un escueto: "claro que muchas mujeres mueren, no debería morir ninguna. Pero... (inserte aquí toda su sabiduría cósmica)"

Así de simple, de anodino, así de comprometido ¿con qué?.
Mucho menos con la gente que con los libros.
Mucho menos con el dolor que con su academicismo.
Mucho menos con el los otros que con un ego atacado.

¿Suma en algo tu exposición teórica en el momento en que la estás llevando a cabo? ¿Es más importante en ese contexto la empatía, que tus gráficos de barras?

Cada quien responderá por su conciencia. Yo sé de que lado está la mía.


Escrito por

Mariana Velazco

Psicóloga. Feminista y bastante femenina.


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